Por principio de cuentas, comienzo agradeciendo que lean estas líneas. Hace unos días en todos los medios de comunicación, atestiguamos la manera en que Edgar Valdéz, mejor conocido como «La Barbie», pasaba a la posteridad por esa sonrisa de anuncio de pasta dental que puso en su presentacion a los medios tras su captura. De inmediato nuestras autoridades hicieron gala contando con lujo de detalles acerca de los grandes dispositivos y el despliegue de inteligencia y estrategia que tuvieron que montar para «asegurar» a ese sicario que presentaron como el más despiadado, sanguinario y de lo peor entre lo peor.
Durante todo el tiempo, «La Barbie» sonreía y casi casi posaba para las cámaras… y si no lo hubieran tenido esposado, estoy segura que nos habría dado una cátedra del uso del «corto, corto… laaaargo, laaaaargo» que pudo haber hecho palidecer de la envidia a nuestra Miss Universo Bicentenario, Jimenita Navarrete. Todo mundo comentaba esa enigmática sonrisa, algunos decían que se trataba de la mejor prueba de su cinismo y su sangre fria; mi mami se refirió a ella como «una risita nerviosa» y a mi en lo personal, me entró la duda de que aquél memorable gesto se tratara de una genuina sonrisa, incluso llegué a pensar que el pobrecito tuviera urgencia por asistir al sanitario. Pero dicen por ahí que del cielo a la tierra no hay nada oculto, y hace un par de días en los medios de comunicación, se filtró una noticia que les paso al costo…
Ahora resulta que como en los tiempos de los romanos, al pueblo, pan y circo, y según un documento consultado por el periódico «La razón» nuestro celebérrimo capo no fue capturado por ese inimaginable dispositivo de investigación, que casi me hizo poner a la PGR al nivel de la GESTAPO y la CIA. Aquel del alias de muñeca de Mattel, fue capturado mediante una infracción al reglamento de tránsito mientras transitaba, valga la redundancia, por el estado de México. El documento PF/DA/CICTA/418/2010, da fe de que los agentes supieron que se trataba de La Barbie hasta que tomaron los datos al “hombre de tez blanca” y playera tipo polo que bajó de un auto y que podría calificarse de ser una verdadera chiripada que elementos de la policía federal de la División Antidrogas y la coordinación de investigación de campo estuvieran a la altura de La Marquesa, dado que tenían información de que en la zona de Lerma en el Estado de México se encontraban miembros de la delincuencia organizada.
Cuando los federales estaban parados bajo un letrero que decía “Salazar”, vieron que venía un convoy de tres autos: un Malibú, un Focus y un Cruze, que circulaba por los límites del poblado.
Según dice el documento “los vehículos se aproximan hacia nosotros, rebasándonos a alta velocidad y sin precaución alguna, por lo que los suscritos, a bordo de vehículos oficiales procedimos a darle seguimiento indicándoles mediante comandos verbales por medio del altoparlante de nuestro vehículo que detuvieran su marcha”.
De uno de los autos, uno marca Cruze, descendió “una persona del sexo masculino, que vestía playera tipo polo de color verde y pantalón de mezclilla color azul, de tez blanca, de quien ahora sabemos se trata de Edgar Valdez Villarreal, alías La Barbie, mismo que fue asegurado y registrado por el suboficial”.
El oficio fechado al día siguiente explica que el motivo de la detención de todo el grupo era “porque no justificaban la portación de las armas de fuego y lo que al parecer es droga”.
La información ya fue confirmada por la SSP… bien, el resultado quizá se pueda calificar de meritorio, para mi gusto, sólo para el agente que supo quién era y qué debía hacer cuando se encontró delante del calificado como «peligroso criminal», pero, sabiendo las circunstancias del suceso, vaya mi más profundo y sincero ABUCHEO para aquellos que pretendieron darle atole con el dedo a los ciudadanos.
Saben, yo estoy muy consciente de que los agentes de la policía, muchos de ellos, se juegan la vida por nuestra seguridad, que por fortuna existen elementos excelentes, que a veces las pagan por los juegos de los otros que tanto daño hacen a las instituciones. Sin embargo, cuestiones como ésta, que de principio fueron manejadas como un grande despliegue de las fuerzas del orden y luego resulta que siempre no, son las que hacen perder lo que de por si no tienen los altos mandos de la seguridad: CREDIBILIDAD.
Después de un largo análisis, ahora ya caí a la razón de por qué el joven éste sonreía… me imagino sus pensamientos mientras miraba los flashes de las cámaras a su alrededor y escuchaba los discursos de quienes lo presentaron. Yo pienso que su mente giraba de la misma manera que hace muchos años lo hiciera la de otro célebre delincuente, El Tigre de Santa Julia… y supongo que en ese momento lo único que meditaba era en un: «mira nómas, después de tanto, ¡cómo me vinieron a agarrar!»
Ah, noticia de última hora, por si todo esto no fuera suficiente motivo de risa, les paso el nombre del abogado gringo de «La Barbie»… Quien no podría ser otro sino el gran KENT A. Schaffer, pa´ las pulgas de cualquier escritor de sketches.