Hoy mi día empezó como todos los dias de una clasemediera. Antes de que mis vástagos abrieran sus ojitos, preparé mi café y mi concha y sintonicé el canal del noticiero. Aunque he de confesarles que con tanta cosa que sucede en el mundo en general suele deprimirme, mi adicción por el chisme de primera clase sigue vigente.

Bien, pues aparte de la actividad sísmica, que es caso aparte y merece todo mi respeto, la noticia que mas llamó mi atención fue la que dieron en torno a algo que ya todos sospechábamos, pero nadie había logrado confirmar: nuestro paisano Carlos Slim Helú es ahora oficialmente el hombre más rico del mundo.

Las reacciones a noticias como esta suelen estar hacia la línea del «tanta riqueza acumulada es un insulto para un país lleno de pobres». Una parte de mi naturaleza reaccionaria eso pensó en primer término. Sin embargo, ese envidioso sentimiento murió en mi aproximadamente a los 15 segundos, tras recordar cierta informacion que en algún lugar había leído acerca del archirequeterecontra rico descendiente de libaneses.

La semilla de la fortuna Slim la constituyó una empresa denominada «La Estrella de Oriente», una sociedad mercantil del giro de mercería fundada en 1904, con un capital de 25,800 pesos, aportado por el padre de Carlos, Don Julián Slim y su tio José Slim. Para 1914, el padre de Carlos ya era el único propietario del negocio, que adquirió en su totalidad al comprar su parte a José Slim en 30,000 pesos.
Don Julián tenía un profundo conocimiento de la actividad comercial, su ideología se basó en la idea de que para tener verdaderas ganacias, había que vender grandes volúmenes de mercancía, con márgenes reducidos de ganancia y otorgar facilidades de pago a la clientela. Esta ideología aún priva en los grandes almacenes actuales.
Además de sus actos empresariales, don Julián fue un férreo defensor de los derechos de los inmigrantes libaneses, dado que en el año 1927 la política migratoria nacional adoptó restricciones hacia la inmigracion de sus conacionales, presentando ante las autoridades de gobernación un extenso argumento en pro de la aceptación de libaneses en el país describiendo sus caracteristicas como sociedad.

Para 1940, nace en la ciudad de México su hijo Carlos, quien fue educado siempre con la premisa de la buena administración. Su padre otorgaba a cada uno de sus hijos una libreta de ahorros, en las cuales ellos estaban obligados a llevar el control de sus ingresos y egresos, hacer sus propios mini balances y ajustar sus gastos. Las enseñanzas empresariales de su padre lo llevaron a hacer su primera gran inversión con sólo 12 años de edad… La compra de acciones y contratación de una chequera en el Banco Nacional de México, en el año 1952.

Sin embargo, con solo 13 años, el destino le pondría de frente su primer trago amargo: la muerte de su padre en el año 1953.

Carlos continuó su vida, inscribiéndose unos pocos años después en la facultad de Ingeniería Civil de la UNAM. Durante sus estudios, el futuro hombre de negocios fue catedrático de la materia de álgebra y alumno de la misma facultad de modo simultaneo.

Hacia 1966, uno de los pocos «toques románticos» conocidos que se le pueden adjudicar a Slim, le dio vida a la piedra angular de Grupo Carso, la Inmobiliaria Carso, en el mes de enero del mencionado año… el nombre de dicha empresa se debe a las primeras tres letras de su propio nombre y a las dos primeras del nombre de quien meses mas tarde se convertiriría en su esposa, la también descendiente de libaneses Soumaya Domit.

Lo que para la mayoría de los mexicanos fue el año negro de 1982, para el empresario constituyó la oportunidad más importante que tuvo al frente para incrementar su fortuna, ya considerable para ese entonces. Su primer inversión de ese periodo fue la compañia Cigatam, con la que pretendió avenirse de recursos, dado el importante flujo de efectivo que esa compañia presentaba, con los cuales tener la liquidez suficiente para seguir invirtiendo en la compra de compañias que en muchos de los casos, adquirió a precios de «oportunidad», por los problemas que las mismas presentaban derivados de la nacionalización de la banca y la crísis de la deuda. A esta le siguieron, entre otras muchas, Bimex, Seguros de México, que hoy forma parte de Grupo Financiero Inbursa, Sanborns y Denny´s, en 1986, incursionó en la industria minera, con la compra de la Compañia Minera Frisco y Empresas Nacobre, así como la adquisición del control en Euzkadi, la mayoria de General Tire, y en 1991, la adquisición de la cadena hotelera Calinda, Hoy denominada, Ostar Grupo Hotelero.

Sin embargo, quizá el movimiento más representativo del Tycoon mexicano, fue la adquisición de Telmex, en 1990, asociado con SBC y France Telecom. A esta le siguió la creación de la marca y sistema que lo seguirá hasta la tumba, América Móvil, mejor conocido como Telcel con sus Amigo Kits. En 1996 fue el pionero a nivel mundial del sistema de prepago de telefonía celular, mismo que, a pesar de sus discutibles costos-beneficios, ha permitido que al dia de hoy en el 90% aproximadamente de los hogares mexicanos tengan acceso a una línea de comunicación telefonica, hoy día repartidas entre numerosas compañias que siguen el modelo creado por Slim Helú, letras mas, letras menos.

Aunque actualmente sus hijos varones (Carlos, Marco Antonio y Patricio Slim Domit) se hacen cargo de la mayoría de sus negocios, Slim Helú sigue levantando polvo en el ambiente internacional. Al parecer ha dedicado los esfuerzos de estos últimos años al proyecto Impulsora para el Desarrollo y el Empleo en América Latina, IDEAL, cuyo énfasis está en trabajos de infraestructura, salud y educación.

Su lista de premios y reconocimientos por su desempeño en el ámbito empresarial y altruísta es interminable. A sus 70 años de edad, viudo desde el año 1999 y con 53.5 mil millones de dólares en la bolsa, ha destacado, para bien y para mal en cuanto campo se propuso.

Créanme, la intención de este artículo no es para nada regalarle un ósculo al derrierè del señor Slim… con los millones que tiene, y ahora haciendo pasar una multimillonaria humillación a mi admirado Memo Puentes (léase, Bill Gates), me supongo que contará con un departamento especializado para realizar esa labor. Dejando de lado la postura crítica de izquierda, creo que a nivel ser humano, al menos yo tengo muchos puntos que reconocerle:

1. No creo que fuese fácil para los Slim renacer en un país extraño, donde no sé si su abolengo libanés fuese o no reconocido en su momento, ni tampoco alejarse del cliché del «libanés abonero» tan magistralmente explotado por Joaquín Pardavé, que llegó a niveles tan burdos como aquél en que la historia cuenta que el mismo Francisco Villa llegó a decir a sus tropas «Respeten a los libaneses aboneros, que son una buena ayuda para poder cambiarnos de trapos aunque sea de vez en cuando». En la sociedad clasista de tiempos de Don Porfirio y los tempranos posteriores, no me quiero imaginar…

2. Su conciencia de las finanzas, no nació con el toque de una varita mágica, sino con principios y valores inculcados desde su mas tierna infancia… yo aprendí a balancear una chequera en la universidad… él, según mis cuentas, lo hacía antes de egresar la educación primaria.

3. En el momento en que todo pintaba de mal en peor en la economía nacional, cuando los mexicanos nos encontrábamos al borde del abismo y nos ayudaron a dar un paso al frente, a la crísis le vió la connotación de oportunidad… y ahora, somos testigos de los resultados de esa postura.

y por último, pero no menos importante:

4. Slim ahora no es millonario, sino lo que le sigue… por una parte, debe de mantener una postura firme e inteligente, para enfrentar los ataques de los cuáles es objeto, y para no dejarse deslumbrar por los espejitos que reflejan solo lo que el quiere ver. Quizá sea fácil poner en tus manos una fortuna (para prueba, los ganadores del Melate y la Lotería Nacional), la parte difícil es mantenerla, trabajarla, incrementarla, y no caer en los jueguitos del poder.

Para bien o para mal, ya lo he escrito; para mal o para bien, él, ahora es el magnate de los magnates, y yo, hasta el día de hoy, solo soy una Hija… del Siglo XX, ansiosa de algún día poder aparecer en la revista de las letras de oro, aunque sea anunciando shampoo homeopático antiedad.