De que algo trae el actual gobierno federal contra el ícono político del siglo XX, no me queda ni tantita duda… Primero, deformaron su frase más representativa, argumentando un error de imprenta (Ah, pa´ errorcitos, si no puedes egresar de la primaria sin saberla recitar perfectamente), y ahora, a la manera de la lucha libre clásica, pretende aplicarle una “llave” a la herencia del personaje de Parras, Coahuila, en algunos de los puntos de propuesta que presentó el día 15 de diciembre del presente.

Estos serían los diez puntos de la pretendida reforma política:

1.- Dar libertad a las legislaturas locales y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para establecer elecciones consecutivas de alcaldes y jefes delegacionales. Hasta ahora, en algunos lugares, un alcalde podía ser reelecto siempre y cuando hubiera por lo menos un periodo de transición entre una elección y otra. Con esta propuesta se elimina ese requisito.

2.- Elección consecutiva de los alcaldes y jefes delegacionales hasta por un periodo de 12 años y de legisladores federales en periodos que tengan un límite de 12 años. Este es el complemento de la propuesta anterior, o sea la integración de un límite de tiempo… no sé por qué, pero me trae a la cabeza la figura de los caciques de pueblo que salen en las películas, que estaban durante un buen de tiempo en el trono y de cuando en cuando, ponían a otro personaje en el asiento de la presidencia para evitar el ataque de lenguas viperinas… o sea, perpetuar a un personaje en la representación popular, y de vez en vez, aplicar el “aquí vive el presidente y el que manda vive enfrente”.

3.- Reducir el número de integrantes del Congreso para dar mayor eficiencia al trabajo legislativo y evitar el dispendio de recursos. Propone que disminuir de 128 senadores a 96 y de 500 diputados a 400. Mi plena aprobación, de una vez, ya entrados en gastos, vamos a ahorrarnos más y dejar nomás uno por estado… de cualquier manera, queden 30 o 400, según yo, salvo mejor opinión, esto implicaría el poder “integrar mejor” las cámaras alta y baja y el empoderamiento sobre las tendencias del electorado para hacer que estas sean menos plurales, o sea, que todos los cabestros jalen para el mismo lado.

4.- Aumentar del 2 al 4% el mínimo de votos necesarios obtenidos en una elección para que un partido político mantenga su registro, lo cual daría mayor representación social a los institutos políticos. Adiós Convergentes, Verdes, y Demócratas sociales, con sus respectivos pros y contras… el pro, es que se reducirían las partidas presupuestales destinadas a sostener a los chiquitos de la democracia; el contra, es que todos esos politicuelos se verían obligados a adoptar la ideología de alguno de los partidos más poderosos, si pretenden seguir saliendo en la foto. Y a la hora de la desbandada, aquello va a terminar como el Rosario de Amozoc.

5.- Incorporar la figura de iniciativa ciudadana para que los mexicanos puedan proponer reformas de ley. Si, como no… ahora resulta que todos seriamos capaces de proponer reformas a los estatutos, ¿cómo no se me ocurrió antes? En lugar de hacer protestas sociales multitudinarias con megáfonos y parando el tráfico, con sus respectivos recordatorios familiares, las propuestas de la ciudadanía van a tener más impacto en el gobierno si las mandamos con destino a Los Pinos en papel membretado y con cinco copias para el archivo. Definitivamente, esto sí es pensar en los desacuerdos de la sociedad.

6.- Incluir las candidaturas independientes para todos los cargos de elección popular. ¿Pues en que habíamos quedado? Según él, busca dar mayor representación social a los partidos, pero ahora resulta que siempre no, que cualquier Juan Cuerdas pueda postularse a los cargos de elección popular, siempre y cuando cuente con apoyo social y pague su campaña con recursos propios. ¿Estoy mal o quieren descubrir el hilo negro? Recordemos que ya hubo un caso moderno de un simi candidato que se postuló a la Presidencia de la República, y hasta donde sé, el artículo 55 constitucional, que habla de los requisitos para ser electo diputado no dice en ninguna parte que deba ser apoyado por algún partido, y estos requisitos solo difieren de los del senador en la cuestión de la edad. Ni hablar de los que se necesitan para ser Presidente de la república.

7.- Adoptar la segunda vuelta electoral para que el ganador de las elecciones sea el que tenga la mayoría. ¡Innovación absoluta! emulando a mis paisanos residentes de San Luís Potosí, quienes son los únicos en el país que contemplaban la figura de la “Revancha” en su Constitución Política. A todas luces, esta propuesta agrede los principios que deben de regir en una República Representativa Democrática y Federal, dado que se tendría que incorporar en los reglamentos de elección la figura de MAYORÍA ABSOLUTA, con su correspondiente porcentaje, y no se respetan los votos emitidos por los ciudadanos en la primera vuelta. Lo bueno es que en México no existe la intimidación y el soborno para que cambies de parecer, así que no creo que suceda que el votante cambie de opinión entre uno y otro sufragio, por lo cual no se pondría en tela de juicio la veracidad de los resultados.

8.- Facultar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que presente reformas de ley en el ámbito de su competencia, como en materia de amparo y controversia constitucional. Todo pinta muy bonito… quien sino ellos pueden saber cual es una controversia constitucional. Además si hace falta que desquiten un poquito el salario y ensucien de tinta la bellísima toga que tienen por uniforme.

9.- Facultar al Poder Ejecutivo para que al iniciar cada periodo ordinario de sesiones en el Congreso de la Unión presente dos propuestas de reforma las cuales, en caso de no ser dictaminadas en tiempo y forma, sean aprobadas automáticamente o bien, sometidas a un referéndum ciudadano. ¡Ándale! Ésta si está buena. A cada periodo de sesiones, el presidente podrá presentar dos propuestas de cambios en las leyes, por ejemplo, y si nuestros muy respetables representantes no logran ponerse de acuerdo, quedan aprobadas por default. O sea que ahora sí nos cargó el payaso… si la que estamos discutiendo ahorita me parece descabellada, ya con permiso y casi casi aprobación automática, no me quiero imaginar.

10.- Establecer en la Constitución facultades al Ejecutivo Federal para que pueda hacer observaciones al Presupuesto de Egresos de la Federación. Dicho en cristiano, poder VETAR el presupuesto de gastos permitidos si no le parece al Presidente, todo o en partecitas. Creo que si cada puesto de representación tiene sus funciones y atribuciones, esta propuesta vulnera las de los miembros del congreso.

Pues a mi ver, salvo un par de puntos más o menos rescatables, va a pasar como con la cartita a los Reyes de mis hijos… Pedir un auto eléctrico y conformarse, si tienen suerte, con una bicicleta. Si las letras grandes dicen esto ¿las chiquitas, que dirán?.

Para despedirme yo quiero colaborar a la propuesta de Reformas del presidente Calderón con un onceavo punto, cambiarle el nombre al puesto de Presidente de la República por el de  “SU MAJESTAD IMPERIAL” e incluir en el tratamiento protocolario el saludo DIOS SALVE A FELIPE. Señores, si lo que urge en este país es una reforma de fondo a la política económica, y ustedes me salen con estas vaciladas… Ya no sé si yo me pitorreo de ustedes, o ustedes se quieren pitorrear de mi.

Y recuerden, esto lo escribió una simple Hija… del Siglo XX.